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FRATERNIDADE ROSACRUZ in LUSITANIA Lusitano Centro Rosacruz Max Heindel Autorizado por The Rosicrucian Fellowship Rua de Cedofeita, 455 1º sala 8 * 4050-181 PORTO
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TRATADO DE LOS NINFOS, SILFOS, PIGMEOS, SALAMANDRAS
Y OTROS SERES
by
PARACELSO Me propongo hablaros de las cuatro especies de seres de naturaleza
espiritual, es decir, de las ninfas (o ninfos), gnomos (pigmeos o
duendes), silfos y salamandras: a estas quatro especies, en verdad, habría
que añadir los gigantes y otros muchos. Estos seres, aunque tienen
apariencia humana no descienden de Adán y tienen un origen
completamente diferente de los hombres y de los animales. Se unen, por
tanto, al hombre y de esta unión nacen individuos de la raza humana, yo
diré la causa inmediatamente. He aquí cómo he dividido este libro: en el primer tratado estudiaré la generación y naturaleza de estos seres; en el segundo, su medio y régimen; en el tercero, aquellos de dichos seres que se nos aparecen y mezclan a nosotros; en el cuarto, los milagros de que son capaces: en el quinto, la generación, origen y fin de los gigantes. Aunque nada se opone a que me inspire en libros escritos por otros, yo no lo
haré, por la Para creer en una cosa, es suficiente el conocer su finalidad. El lector
podrá encontrar mi libro inútil y vano, en tanto no haya llegado al
tratado VI, en el que expongo con toda claridad la finalidad de estos
seres; una vez que haya leído este tratado, me felicitará por haber
estudiado el primero tal tema y releerá con atención. mi libro. El que
mira ve. TRATADO
I Lo
que son el espíritu y el alma. A la primera naturaleza pertenece el hombre, que está formado de sangre,
carne, huesos, Esta última naturaleza participa a la vez de la del hombre y de la del espíritu,
sin llegar a Pero se asemejan a los hombres sin llegar a ser seres humanos, de forma parecida a como un mono se parece por sus gestos y su industria, y el cerdo por su anatomía, sin dejar por ello de ser un mono o un cerdo. Se puede decir también que son superiores a los hombres por ser impalpables como los espíritus; pero, conviene añadir que el Cristo, habiendo nacido y muerto para rescatar a los seres dotados de alma y que descienden de Adán, no ha rescatado a estas criaturas, que no poseen alma y no descienden de Adán. Nadie puede asombrarse o dudar de su existencia. Es preciso solamente sentir
admiración por la inmensa variedad que ha dado Dios a sus obras. Es
verdad que no se ve todos los dias a estos seres, no siendo posible
verlos más que muy raramente. Yo mismo no los he visto si no era en
una especie de ensueño. Pero no se puede sondar la profunda sabiduría
de Dios, ni apreciar sus tesoros, ni conocer todas sus maravillas. Los
que guardan estos tesoros y nos los descubren de cuando en cuando no
pertenecen a la naturaleza de Adán, esto lo volveré a decir en mi último
tratado. Estas criaturas se reproducen dando a luz seres que se les parecen y no se
asemejan a nosotros. Son seres prudentes, ricos, sabios, humildes, a
veces maniáticos, como nosotros. Son la imagen grosera del hombre, como éste es la imagen grosera de Dios.
Continúan siendo tal como fueron concebidos por Dios, que no quiere que
sus criaturas puedan elevarse a un rango superior o proseguir otro
objetivo que el que les es propio y les prohíbe obtener un alma y prohíbe,
igualmente, que el hombre trate de igualárseLe. Estos seres no temen ni al fuego, ni al agua. Están sometidos, sin embargo,
a las enfermedades y las indisposiciones humanas. Mueren como seres
salvajes y su carne se Para ser hombres sólo les falta el alma y no pueden ni servir a Dios ni
seguir sus mandamientos; el instinto solamente les impulsa a conducirse
honestamente. Así, de la misma forma que entre las criaturas terrestres el hombre es la
que se aproxima Acerca
de su habitación. Nuestras criaturas tienen cuatro tipos de habitación: acuática, aérea,
terrestre e ígnea. Aquellos que habitan en el agua se llaman Ninfos; en el aire, Silfos; en la
tierra, Duendes o Pigmeos y en el fuego, Salamandras. No creo que estos
sean los nombres que verdaderamente ellos utilizan entre sí, y pienso
que se les han atribuido por personas que no han estado nunca en
contacto con ellos. Pero, puesto que están en uso entre nosotros, los
conservaré, aunque también se puede llamar a las criaturas acuáticas
Ondinas, a las aéreas Silvestres, a las terrestres Gnomos y a las ígneas
Vulcanos. En último término, poco importan los nombres, lo que es
preciso saber es que estas cuatro Se sabe que hay cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego. Se sabe también
que nosotros, los hombres, descendientes de Adán, vivimos en el aire,
que estamos rodeados, como los peces lo están por el agua. Para los
peces la onda reemplaza el aire, para los hombres, el aire reemplaza el
agua. Cada criatura es apropiada al elemento en el que está sumergida;
los ondinos, concebidos para vivir en el agua, se asombran al vernos
vivir en el aire, como nosotros nos admiramos de verlos vivir en el agua.
De la misma forma, los gnomos atraviesan sin la menor dificultad las
rocas más densas, como Cuanto más espeso es el caos, sus habitantes son más sutiles, y viceversa.
Los gnomos, que habitan un caos espeso, son sutiles; el hombre, que
habita un caos sutil, es espeso. Son los silvestres los que se parecen más
a nosotros; viven en el aire, se sofocan en el agua, se aplastan bajo
tierra y se consumen en el fuego. Que esto no nos admire. Dios prueba que es Dios creando cosas que nosotros
no podemos comprender, porque si pudiéramos comprender todo lo que Él
ha creado, resultaría muy débil y nosotros querríamos compararnos a
Él. Para comprender lo que vamos a decir sobre la nutrición de nuestros seres,
es necesario Nosotros tenemos el agua para aplacar nuestra sed; para apagar la suya,
estos seres tienen un agua que nos es desconocida y que no podemos ver.
Tienen necesidad de comer y beber, pero comen y beben aquello que es
alimento y bebida propios de ellos. Se visten y ocultan sus partes vergonzosas a su manera, no a la nuestra.
Ellos nombran Nuestros seres duermen, reposan, velan de la misma forma que los hombres,
tienen un sol y un firmamento como ellos. Los gnomos ven a través de la
tierra, el sol, la luna y las estrellas, de la misma forma los ondinos
descubren el sol a través del agua y las salamandras lo vem fecundar y
calentar su caos y sucederse el verano, el invierno, el día y la noche. Como nosotros, están sometidos a la peste, las fiebres, la pleuresía y
otras nfermedades, En cuanto a su físico, es bien evidente que varía: los ondinos de ambos
sexos tienen aspecto humano, los silvestres son más espesos, más
grandes, más robustos. los gnomos más pequeños, de una altura de unos
dos palmos, las salamandras delgadas, gráciles, esbeltas. Los ninfos habitan en los ríos, cerca de los lugares en donde se lavan los
hombres y bañan sus caballos. Los gnomos habitan en las montañas; es
por esto por lo que se encuentran túneles y excavaciones del diámetro
de un codo. En el monte Etna se pueden oír los gritos de las
salamandras, el ruido de sus trabajos, que movilizan su elemento. Se
conoce más fácilmente la habitación de los silfos, pudiendo verlos. Podría añadir otras muchas cosas admirables, en relación con la moneda,
las costumbres de estos seres. Lo haré cuando sea llegado el momento. TRATADO
III Por
qué razón estos seres se nos aparecen. De lo alto del cielo, le envía también los ángeles, sus servidores. Estos
seres se nos Por otra parte, para que la prueba de su existencia sea más manifiesta,
Dios permite que los ninfos no solamente sean vistos por ciertos
hombres, sino que mantengan comercio carnal con ellos y les den hijos.
Permite igualmente que los hombres no vean solamente a los pigmeos, sino
que de ellos reciban plata, y que otros viajen con los silfos. De la misma forma que un hombre no aparece semejante ante dos personas, los
ninfos se nos presentan de forma diferente a como nosotros aparecemos.
Los ninfos y nosotros no juzgamos de manera paralela, porque diferimos
en nuestro medio y cada uno juzga según las ideas de su propio medio
ambiente. Los ninfos y los pigmeos no se dan cuenta de que pueden venir
a vivir, morar y amar entre nosotros, porque siendo sutiles, soportan
nuestro caos, mientras que nosotros, siendo espesos, no sabríamos
soportar el suyo. Hemos dicho que estos seres podían mantener comercio carnal con los hombres
y tener He aquí, por tanto, una de las razones de la aparición de estos seres:
buscan nuestro amor para elevarse, como los paganos buscan el bautismo
para adquirir un alma y renacer con el Cristo. Es preciso añadir que si se aproximan a nosotros es porque se nos asemejan,
como el lobo se parece a un perro salvaje. Todos estos seres,
efectivamente, no tienen relaciones carnales con el hombre. Los ninfos
son los que las tienen en mayor grado, les siguen los silfos y en cuanto
a los pigmeos, no tienen en absoluto este tipo de relaciones con el
hombre y se contentan con servirle. Se considera generalmente a los
pigmeos y las salamandras como espíritus, porque aparecen como seres
brillantes y deslumbradores, y es que no se reflexiona que su carne y su
sangre son de naturaleza luminosa. Los pigmeos y las salamandras son ágiles
y ligeros como los espíritus, conocen el presente, el futuro y el pasado, revelan a los hombres lo que está oculto; tienen la
razón del hombre sin poseer el alma, tienen la ciencia y la
inteligencia de los espíritus sin poseer su conocimiento de Dios. Hemos dicho que los ninfos dejan las aguas para venir a vernos, hablar y
aliarse con Que el hombre que tiene relaciones con una ninfa no la atormente cerca del
agua; que el que tiene relaciones con un pigmeo no lo moleste cerca de
sus cavernas; ninfa y pigmeo Los gnomos, cuando han acudido a nuestra llamada, nos sirven con fidelidad a
condición de que cumplamos sus deseos. Si nosotros mantenemos nuestras
promesas, ellos mantienen las suyas y nos dan plata; efectivamente,
ellos tienen mucha plata a su disposición, ya que la extraen y trabajan
por sí mismos. Pero no nos la regalan si no es con la condición de no
atesorarla, sino de distribuirla. Las sirenas nadan especialmente en la superficie de las aguas, más que en
su interior y Supongamos, en efecto, que los ninfos, que engendran entre ellos como lo
hacen los hombres, engendren monstruos que nadan en la superficie de las
aguas; estos serán sirenas. Estas sirenas saben cantar y tocar la flauta. Los ninfos y los gnomos engendran todavía otros monstruos, los monacos, que se parecen a los hombres y habitan en su medio. De la misma manera las estrellas engendran monstruos los cometas, que no siguen su curso. Dios, como veis, crea cosas admirables. Los
gigantes. Testigos los gigantes Bernensis, Sigenotto, Hildebrando, Dietrico. Diremos
otro tanto de los enanos, testigos de ello, Laurino y otros. No ignoramos que muchas personas no creen, ni en los gigantes ni en los
enanos. Se Los gigantes son engendrados por los silfos y los enanos por los pigmeos.
Gigantes y enanos son monstruos de los silfos y de los pigmeos, como las
sirenas son los monstruos de las ninfas. He aquí por qué son tan raros;
sin embargo, se han visto en demasiadas ocasiones para dudar de su
existencia. Son notables por su sólida constitución. He aquí lo que es preciso pensar de su alma: Se trata de hombres originados
en los animales y son monstruos, por lo tanto, carecen de alma. Se creerá,
por lo tanto, que tienen una, al ver sus buenas acciones y su amor a la
verdad. Porque, así como el mono imita los gestos del hombre, ellos
pueden también actuar como los hombres. Dios habría podido dar a estos seres un alma si lo hubiera querido, como le
ha otorgado una al hombre, comunicándose con él y como le da una a las
ninfas que se casan con los Pero, si no tienen fe, son sabios de la misma forma que los animales. Los enanos nacen de los pigmeos. He aquí porqué no tienen la talla de los
gigantes, porque los silfos de los que nacen éstos, son mucho más
grandes que los pigmeos. Los gigantes y los enanos pueden tener comercio carnal con las mujeres descendientes de Adán y satisfacerlas. Pero no sabrían engendrar hijos de su propia raza, bien se casen entre ellos o se alíen a la especie humana. En efecto, son monstruos y no pueden engendrar entre ellos, como tampoco pueden hacerlo los consanguíneos; por otra parte, si se alían al hombre, el feto será de una doble naturaleza, es decir, de la suya y de la del hombre y como consecuencia, el niño será de raza humana, porque teniendo como padres a un ser sin alma y otro con alma, pertenece a la raza de este último. Los gigantes y los enanos mueren, pues, sin herederos. De la misma forma, los cometas no engendran otros cometas, ni los temblores de tierra otros temblores de tierra. Por
qué Dios ha creado estos seres. Las sirenas, los gigantes, los manes y las escintillas (que son monstruos
engendrados por las salamandras) han sido creados con otro fin: deben
prevenir de los acontecimientos graves a los hombres, indicarles que
estalla un incendio, advertirles de la ruina de un reino. Los gigantes
anuncian más especialmente la devastación de un país, los manes el
hambre y las sirenas la muerte de los reyes y los príncipes. La causa inicial del universo sobrepasa nuestro entendimiento. Pero, a
medida que el mundo se aproxima a su fin, las cosas se manifiestan a
nosotros, cada vez con mayor claridad; vemos así su naturaleza y su
utilidad. El día postrero todo aparecerá claro, todo será conocido y
nada quedará ignorado, cada uno recibirá la recompensa de sus
esfuerzos y de su amor a la verdad. Entonces no será médico o profesor
el que lo desee. La cizaña será separada del grano, la paja del trigo.
Entonces se inhibirá aquel que hoy grita. Aquel que cuenta el número
de las páginas que tiene todavía por escribir sucumbirá bajo el peso
de su obra. Entonces será feliz aquel que en este momento trata de ver.
Y se podrá comprobar si yo he mentido.
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